CAPITULO 12

Era día libre. Como tenía que desplazarme a la ciudad para unas gestiones propias, al pasar por la estación me detuve en ella para comunicar mi inminente regreso, y aunque suponía que ya lo debían saber, de todos modos me paré para ver cómo iban las cosas después de mis cuatro semanitas y pico en la estación vecina.
Tan solo llegar ya se hizo evidente que la pista estaba tremendamente congestionada, entonces vislumbré al “Figura” en la zona de boxes lavando el coche de una clienta asidua de muy buen ver. Para eso valía el tío. Era un completo desastre en materia de organización pero en el ligoteo… vamos, en eso no le ganaba ni Escassi. Nunca comprendí, con su pinta de 'oso Yogui' cual era la clave exacta para que cayera tan simpático especialmente entre las féminas y con el resto en general. Obviamente, gracias a su fanfarria lograba venderse con un estatus muy por encima de la realidad. Incluso con personas allegadas que lo conocían bien, entre ellos abogados, notarios y directores de bancos, se desprendía entre ellos tal relación de cercanía, que parecía que la simple cordialidad, se extendiese a ese trato que hay entre coleguitas de toda la vida que aún te deben favores.

Como vi que andaba muy “ocupado”, pasé de él, y me dirigí a la oficina tras cruzar una tienda abarrotada de multitudes. Con sorpresa, al entrar en la oficina, me encontré a mi “enchufada” introduciendo albaranes en el sistema. Verla con aquella relajada parsimonia, reposando su inmenso culo, que abarcaba muchísimo más de lo que el sillón daba de sí,  mientras el compañero de caja no daba a basto con la cola de clientes, me sentó como una patá en toos los güevos, pero mantuve la cordialidad y las buenas formas.
-¡Hombre! ¿Aprendiste a meter albaranes? -Pregunté tras saludar.
-¡No, que vá! Sólo las boletas de móviles y poco más.
-Ya, ¿Y no has visto lo que hay ahí afuera?
-¿Ah, Patricia? ¿A que es guapo el coche que se ha comprado…?

No necesité oír más. Salí a la cabina del horno y extraje de su interior las bandejas cuyo contenido ya debía haberse cocido por lo menos una hora antes. Aquellas baguettes no se las hubiese comido ni el mismísimo Carpanta.
Mientras tanto, en el exterior, el “Figura” seguía con el coche de Patricia…, y con Patricia.

Más tarde, cuando ya se hubo despejado notablemente la marea humana, el “Figura” regresó a la tienda y me comunicó que en una fecha concreta del mes de abril (del 2007, pues ya estábamos en ese año) estaba prevista una convención de la empresa llamada “Promotores del Cambio”.
-¿Y de qué va eso? - Indagué.
-De las 5 K´s y todo ese rollo. (Me acordé de la patética reunión de la Prensa)
.-No jodas, ¿Y quien va? -Le pregunté.
-Es para expendedores seleccionados de cada cartera y algunos encargados, con la presencia de todos los jefazos de la plana mayor. Me ha dicho un amiguete de la Delegación XY, que él ya acudió otra vez a un festival en otro año, y que la cosa estuvo cojonuda, que estuvieron dos días en un hotel de puta madre y en pensión completa.
-En ese caso ¿iras, no?
-No está previsto, pero el JZ me lo va a arreglar todo.
-Ya, ¿Y con quien irás?


Air Europa se complace en darles la bienvenida como pasajeros del vuelo AE90024 con rumbo a su Destino. El comandante Benito y la tripulación les deseamos un feliz y agradable vuelo.”
El JZ, acompañado de un encargado y de los expendedores seleccionados de su cartera iban a bordo del avión rumbo a “Promotores del Cambio” (Hay que señalar que no era el clásico bimotor de doble hélice sino un reactor como Dios manda).
Por otra parte, el “Figura”, una compañera de la estación vecina y yo, tomamos otro reactor distinto rumbo al mismo destino. A mí me tocó asiento junto a dos monjas (se lo juro) y al “Figura”dos filas mas atrás en medio de la compañera de la estación vecina y una tipaza bien cañona, como no podía ser de otra manera. En un momento dado, mientras nos acomodábamos me pareció oír cierto recochineo, señal inequívoca de que alguien se estaba partiendo el rabo a mi costa.

Al reunirnos en la terminal de llegadas, nos unimos a diferentes JZ´s que aguardaban a nuestro grupo para trasladarnos en diversos vehículos al Hotel Miami* * * * , ya que por lo visto, habían cancelado el autocar para ahorrarse unas perrillas.
Al llegar al hotel y reunirnos en el hall con una multitud de desconocidos compañeros de la empresa (más de 300 personas), hicimos el check-in, y nos entregaron el odioso lanyard de Repsol con la tarjeta identificativa para que te lo colgaras en el cuello. Después, nos instalamos a gusto, cada cual en su habitación. Los caballeros en las de uso individual, y las señoritas en las de doble uso (En teoría). Hay que señalar que las instalaciones del hotel, el bar, los salones y el spá tenían buena pinta, muy buena pinta. Ahí se lucieron, vaya que sí.


PD.: En el próximo capítulo: 'Diversión y Lavado de Cerebro' (“Brain Washing”, que queda más molón).